Septiembre es el mes sin automóviles, y aunque éstos nunca han dejado de circular, en algunas ciudades del mundo se hace visible la necesidad de reducir su uso para concientizar sobre las emisiones que generan, además del ruido y del espacio que ocupan.

Por Grecia Hernández

Se inició desde los años setenta, cuando países europeos quisieron tomar una medida ante el crecimiento del parque vehicular y la crisis energética que se vivió en esos momentos. La celebración de la “Semana de la movilidad” dio pie a que en el año 2000 quedara instaurado en la Comisión Europea el Día mundial sin auto para celebrarse cada 22 de septiembre.

Con este festejo se pretende disminuir el tráfico y hacer visible la necesidad de recuperar la ciudad para el tránsito de personas y no de vehículos automotores. Es por eso que tanto asociaciones de la sociedad civil como instancias de gobierno, aprovechan este mes para impulsar políticas públicas más amigables con el medio ambiente, y al tener en cuenta la escala humana, también con activaciones donde las personas se involucren con su entorno humano y dejen por un día su automóvil particular, así como hacer uso del transporte público, bicicleta o las mismas piernas.

En México, desde mayo de este año se instauró el 22 de septiembre como el Día nacional sin auto, según el decreto publicado por el Diario Oficial de la Federación. En este día no se esperan únicamente jornadas lúdicas donde se celebre el uso moderado del automóvil, sino que las autoridades volteen a ver la problemática de la movilidad urbana de todas las ciudades del país, donde el paradigma del automóvil es cada vez más caduco. Actualmente hay más de 38 millones de autos en México, lo que ha traído consecuencias alarmantes tanto en la salud como en la convivencia urbana.

Por eso, en el día mundial sin autos se pretende que visualicemos una ciudad donde nos reconozcamos en las calles de nuestra ciudad optimizando la manera en que nos movemos para repensar los trayectos y hacerlos más sustentables.