Debido a la falta casi total de transporte público en Camboya, la mayoría de la gente anhela tener un carro, o por lo menos una motocicleta como forma más rápida de desplazarse.

Camboya, la cultura Khmer sobre ruedas

Texto por Eleonora Pagnotta y Diego Antero / Fotografía por Diego Antero

Debido a la falta casi total de transporte público en Camboya, la mayoría de la gente anhela tener un carro, o por lo menos una motocicleta como forma más rápida de desplazarse. Sin embargo, debido a la pobreza generalizada y la falta de recursos, el uso de la bicicleta como vehículo más accesible y asequible para los bolsillos, prolifera en todo el país.

Camboya, oficialmente Reino de Camboya, es un estado ubicado al sur de la península de Indochina, en el Sudeste Asiático. Tiene una población de 16 millones de habitantes y su capital y ciudad más poblada es Phnom Penh. En el año 802 d.C. Jayavarman II se autoproclamó rey y fundó el imperio Khmer, que sobrevivió durante seiscientos años y construyó majestuosos templos como el de Angkor Wat. Tras la caída de su capital Angkor ante el reino de Ayutthaya en el siglo XV, Camboya pasó a ser gobernada como un territorio vasallo por varios poderes vecinos, hasta que los franceses la convirtieron en protectorado a mediados del siglo XIX. Finalmente, Camboya se independizó en 1953.

 

La Guerra de Vietnam se extendió a Camboya y aprovechando la coyuntura los Khmer Rojos, liderados por Pol Pot, tomaron Phnom Penh en 1975, llevando a cabo uno de los más terribles genocidios del Siglo XX. Se calcula que hasta cerca de un cuarto de la misma población camboyana murió entre 1975 y 1979 a causa de las hambrunas, de las epidemias y de la política de represión del régimen de Pol Pot. El gobierno de los Khmer Rojos terminó con la invasión vietnamita mediante una guerra entre diciembre de 1978 y enero de 1979. Un golpe de estado en 1997 llevó al poder a Hun Sen y su Partido Popular de Camboya, que permanecen en el poder hasta la actualidad. Hasta hoy en día Camboya busca levantarse de las atrocidades sufridas en la década de los 70.

En los últimos diez años Camboya ha experimentado un gran crecimiento económico gracias al buen funcionamiento de sectores como el textil, la agricultura o el turismo, que han atraído inversión extranjera y comercio internacional. Sin embargo, los problemas estructurales del país siguen perjudicando la sociedad y la política: Camboya sigue siendo uno de los países más pobres de Sureste Asiático.

Esto se refleja en las condiciones del transporte que está prácticamente dominado por los vehículos privados. Existen «cyclos«, un tipo de rickshaw que, al igual que Vietnam y Laos, son uno de los medios de transporte más económicos para desplazarse en las zonas urbanas. 

También existen los llamados Motodop’, que son pequeñas motocicletas-taxi, y los ‘moto-remolque’, que son vehículos compuestos por un remolque tirado por una motocicleta. Éstos funcionan como un autobús local de baja tecnología y se utiliza en las zonas rurales para transportar personas y mercancías. Sus versiones “turísticas” se conocen como tuk-tuk.

Obviamente el uso masivo de vehículos privados genera problemas de congestión y tráfico muy fuertes. En ese sentido la ciudad de Phnom Penh se ha convertido en un caos circulatorio tremendo. Ante semejante situación, en 2014 el Gobierno de la capital decidió crear una red de autobuses públicos, empezando con 3 líneas de buses, donde el billete es único y baratísimo, no importando el recorrido, siendo para estudiantes, discapacitados y gente mayor, gratis el servicio. Otras líneas han sido progresivamente integradas a lo largo de los años; actualmente existen 11 líneas que recorren la capital.

Debido prácticamente a la falta total de transporte público, la mayoría de la gente en Camboya anhela tener un carro, o por lo menos una motocicleta como formas más rápida de desplazarse. 

Sin embargo, debido a la pobreza generalizada y la falta de recursos, el uso de la bicicleta como vehículo más accesible y asequible para los bolsillos, prolifera en todo el país, tanto en zonas rurales como en las urbanas. Los camboyanos utilizan la bicicleta básicamente para realizar trayectos de corta y mediana distancias, para transportar personas y mercancías. 

Existen toda clase de bicioficios y también es muy común ver muchos niños y niñas de diferentes edades andar en bicicleta para ir a la escuela, aunque ésta, en la mayoría de las veces, sea de un tamaño más grande a lo adecuado. Esto nos hace pensar que las familias no tienen un poder adquisitivo suficiente para comprar bicicletas de tamaño infantil, sino que éstas constituyen un “bien” familiar y no individual, que se comparte entre todos los miembros de la familia según la necesidad.

 

La situación de pobreza generalizada y la falta de un sistema sanitario al alcance de toda la población también se refleja en el uso de vehículos estilo “bicicletas” por parte de las personas con discapacidad. El genocidio camboyano de los años Setentas, así como la presencia de minas, aún hoy, en algunas partes del territorio Camboyano han dejado una parte de la población mutilada, y este sector social ha readaptado vehículos no motorizados a sus necesidades de movilidad.

Hay que decir que en Camboya no existe una verdadera infraestructura ciclista y eso haría pensar que los turistas no utilizan mucho la bicicleta para viajar por el país. Sin embargo, las condiciones de seguridad y tranquilidad que caracterizan el territorio camboyano (por lo menos en los principales destinos turísticos) hace que miles de cicloviajeros recorran Camboya y disfruten de sus maravillas histórico-artísticas y naturales. Este es el caso de la majestuosa zona arqueológica de Angkor (ubicada cerca de la ciudad de Siem Reap), que tiene una extensión de 400 kilómetros cuadrados y comprende centenares de templos. Y obviamente para los turistas y viajeros, una de las mejores formas de visitar el inmenso parque es rentar una bicicleta.

Finalmente, Camboya tiene grandes retos políticos, económicos y sociales que enfrentar. Es una nación que busca salir de su condición de pobreza generalizada sobretodo a través del turismo y de las inversiones extranjeras. Confiamos en que, una vez logrado cierto bienestar y estabilidad, también se implementarán políticas de transporte público que beneficien a toda la población y disminuyan los altos índices de congestión y tráfico, favoreciendo el uso de vehículos no motorizados y un tipo transporte sustentable.