Platicando con Areli Carreón

“Siempre he ‘shockeado’ al público, pero también era mi forma de decir si yo lo puedo hacer cualquiera lo puede hacer.” -Areli Carreón 43 años Ambientalista, madre, ama de casa, miembro de Bicitekas A.C. Ella es parte de Bicitekas casi desde el principio, cuando eran sólo un grupo de amigos que compartían el gusto por la bicicleta y que creían que a partir de una máquina tan básica se podían cambiar muchas cosas en la ciudad. Estos son algunos momentos de una conversación que disfrutamos mucho y donde hablamos de un grupo de civiles que han tocado no sólo a los ciclistas, sino a los diferentes actores políticos e incluso las leyes.

“Siempre he ‘shockeado’ al público, pero también era mi forma de decir si yo lo puedo hacer cualquiera lo puede hacer.”

-Areli Carreón
43 años
Ambientalista, madre, ama de casa, miembro de Bicitekas A.C.

Ella es parte de Bicitekas casi desde el principio, cuando eran sólo un grupo de amigos que compartían el gusto por la bicicleta y que creían que a partir de una máquina tan básica se podían cambiar muchas cosas en la ciudad. Estos son algunos momentos de una conversación que disfrutamos mucho y donde hablamos de un grupo de civiles que han tocado no sólo a los ciclistas, sino a los diferentes actores políticos e incluso las leyes.

Por Gabriela Ruiz Luna

CCTY: ¿Cómo aprendiste a andar en bicicleta?
Areli: “Yo aprendía a andar en bicicleta, como buena chilanga de esta ciudad, en el Bosque de Chapultepec, cuando se rentaban bicicletas allá en los 70s. Para mí andar en bicicleta era algo que nada más era del parque, era una gran emoción pero que sólo se vivía en el parque, a mis papás tampoco se les ocurría que la bici era algo que podía hacerse en la calle.
Hasta los 24 años, cuando fui de visita y me quedé a vivir un año en Montreal, Canadá, en ese momento, por circunstancias de mi vida, la bici fue fundamental porque iba súper deprimida. Venía de salir de la universidad, no tenía permiso para trabajar, no tenía ni medio centavo partido por la mitad, en fin, era una circunstancia muy difícil para mí. Y todos mis amigos y toda la gente con la que me empecé a relacionar en Montreal, todos andaban en bici. Un poco por convivir y un poco porque esa era la manera más barata de viajar empecé a andar en bicicleta en Montreal. Me caí una vez en una ciclopista y a partir de allí poco a poco empecé a ganar confianza, a superar mi miedo, porque yo todavía tenía esa sensación de que era peligrosísimo y conforme gané fuerza, confianza, habilidad, me enamoré de la bici; la bici es una de las que contribuyó mucho a rescatar mi vida, yo no tenía destino, sentido, propósito y con la bici poco a poco como que fui adquiriendo ese equilibrio en movimiento.

Yo estaba interesada en temas ambientales, la puerta por la que entré en el ciclismo urbano como una opción de transporte fue el tema ambiental, porque el transporte es una fuente de emisión de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático, y para mí era muy claro que si el transporte es el que produce este problema a escala global, pues hacía falta crear alternativas a escala local, empezar casi persona por persona. Rápidamente esta pasión, este amor que desarrollé por la bici como un ejercicio de libertad se transformó en un ejercicio político.”

CCTY: Ya en México ¿Cuál era la reacción en la calle cuando las personas te veían en bicicleta?
Areli: “Hasta la fecha despierto el horror, porque llevo a mis hijos en bicicleta a la escuela, preguntan cómo se le ocurre y por qué; o la súper fantasía ¡qué maravilla! tú lo logras y yo quiero hacer lo mismo, se acercan y quieren subirse y saber cuánto pesa la bicicleta. Cuando yo empecé a hacer ésto, imagínate que yo era la loca de mi ciudad, que no había un movimiento bicicletero (Areli es originaria de Cuernavaca, Morelos), pero además era mujer, en una ciudad que subía y bajaba, entonces yo tenía como 24 años y andaba en bici en minifalda, era el shock absoluto, por todo, porque andaba en bici, porque era mujer y además vienes en falda y porque además son 11 de la noche.”

CCTY: Cuando decidiste tener hijos ¿te planteaste dejar de transportarte en bicicleta?
Areli: “No, era como mi miedo, decía no quiero bajarme de la bici. A lo mejor otras mamás se ‘shockeaban’ por el parto, a mí lo que me preocupaba era tener que dejar la bici. Yo realmente nunca me preocupaba por mi seguridad personal, yo iba ya muy confiada, ahora sí soy mucho más precavida, siempre estoy más preocupada por mi seguridad personal, pero no es por mí, es porque mis hijos dependen de mí. Tuve que volver a vivir el proceso original en el que le perdí el miedo a la bici, tuve que ir adaptando mi bici y con uno era relativamente sencillo y lo logré; con dos decía ‘no quiero ser mamá de coche’, ahora tengo una adaptación que me sirve súper bien, vivo súper contenta con eso, aunque con los límites de la movilidad que tengo por infraestructura.”

El futuro del ciclismo urbano es el de carga, y eso implica el transporte de pasajeros y de cosas y eso involucra bicicletas más anchas, más pesadas; no podemos seguir apostando sólo al ciclista que somos, con bicicletas unipersonales, tenemos que empezar a pensar que vamos a cargar más cosas que vamos a necesitar ciclopistas más anchas, igual con desniveles que tomen en cuenta que no vas en una bicicleta sólo de transporte, sino que vas en una bicicleta que va cargando personas o cosas. Tenemos que pensar en los ciclistas potenciales y pensar en que no sea un trasporte sólo para los jóvenes sino que vayamos incluyendo a todos. En el futuro vamos a ser viejitos y vamos a tener otras necesidades, tenemos que pensar en cómo transformar la ciudad para el largo plazo y hacerlo bien.”

CCTY: ¿Cómo Bicitekas comienza a hacer activismo político?
Areli: “Esa es una de las principales aportaciones que yo le traje a Bicitekas. Yo venía de haber batallado otro tipo de asuntos y broncas desde lo ambiental, y de hecho tomé un curso de promotores ambientales dirigido a ciudadanos para aprender a dar batallas a favor de temas ambientales. También asistí a una escuela de municipalistas para entender cómo funciona el municipio, o las alcaldías, cuáles son sus partes, cómo es que se hace una política pública.

Yo creo que la mayoría de los ciudadanos nos se involucran en temas de política porque no la entienden, no saben cómo se hacen las leyes no saben cómo se toman decisiones, porque tú como ciudadanos tienes derecho a hacer peticiones, a ser recibido, a ser tomado en cuenta. Pero si tú no sabes a través de qué mecanismos, nunca sabes cuándo te toca entrar, entonces es muy común que la gente diga ‘es que el gobierno tal’, pero no es EL GOBIERNO, hay diferentes gobiernos con diferentes atribuciones, también tienes que entender que tienen momentos distintos para hacer sus programas y para legislar. También hay un desencanto, por la clase política, que no es gratuito, pero si no sabes dónde está el botón que tienes que apretar o la tuerca que tienes que girar para que las cosas pases, difícilmente se logra.

Durante prácticamente diez años éramos los locos, esta banda de kamikazes. Nos tocaron diez años de tocar puertas y de que nos dieran el avión, para que pasara de la sociedad civil a formar parte del discurso político. Ya es obvio que la ciudad ha cambiado en los últimos 7 años, ahora ya nadie cuestiona que la bici puede ser un medio de transporte, hemos tenido importantes logros, que no conseguimos sólo los Bicitekas, sino la comunidad ciclista en general, toda la gente que usa la bici. Se han ido sumando nuevos actores, esa nueva ola de gente más joven que trae estas ideas nuevas nos ha ayudado muchísimo a que el tema de la bici como una opción de transporte urbano se instale ya en el discurso político.

Lo que nosotros hacemos en términos de política pública tampoco es tan complicado. Sí se necesita saber un poco a quién le pides o cómo, pero no es algo del otro mundo. Para nosotros que hubiera más organizaciones escribiendo su cartita diciéndole al Secretario de Obras: construya el paso a desnivel, haga la rampa, ponga la señalización, estas cosas que parecen como nimiedades, porque ocurren en mi colonia, pero ese cambio es exactamente el que transforma la ciudad. Es la suma de esos pequeños cambios los que van a hacer una transformación de gran aliento.”